lunes, 19 de mayo de 2008

mujeres indigenas... doble discriminacion

Todas las personas y pueblos son libres e iguales, específicamente por cuanto hace a la dignidad, derechos y libertades fundamentales reconocidos por la Carta de las Naciones Unidas, por la Declaración Universal de Derechos Humanos y los demás instrumentos de carácter internacional, relativos a los derechos esenciales de la persona humana, particular o colectivamente considerada.Las civilizaciones y culturas existentes en la actualidad se integran, multiplican y enriquecen de la diversidad étnica que constituye el patrimonio invaluable de la humanidad. Estudios recientes realizados por la Organización de las Naciones Unidas inciden en la doctrina internacional en materia de Derechos Humanos, proscribiendo las oprobiosas políticas o prácticas de superioridad de algunos pueblos sobre otros o de unas personas sobre otras, por causas de origen nacional, racial, religioso o cultural; manifestaciones evidentemente discriminatorias, porque a la luz del entendimiento humano son: "racistas, científicamente falsas, jurídicamente inválidas, moralmente condenables y socialmente injustas".Coherentes con la urgente necesidad de respetar y promover los derechos y las características de los pueblos y personas indígenas, los gobiernos de muchos países, singularmente los de América Latina, realizan esfuerzos por adecuar sus leyes internas a los avances contenidos en los instrumentos internacionales de protección de los Derechos Humanos de los indígenas. Entre los más pobres de los pobres, entre los más marginados de los marginados están las mujeres indígenas. Ellas, en muchas ocasiones, son discriminadas por ser indígenas, por ser mujeres y por ser pobres. Con frecuencia los sistemas sociales de sus propias comunidades también las excluyen.La Equidad de Género y las Políticas PúblicasLas políticas de desarrollo indígena con enfoque de género son todavía incipientes. La falta de información actualizada y desagregada por sexo dificulta el diseño de programas adecuados y limita la acción pública.Es un hecho que los indígenas, en especial las mujeres, son discriminados por las estadísticas y por un gran número de registros administrativos.Con el propósito de revertir esta situación y de impulsar más y mejores políticas y acciones para el desarrollo de las mujeres indígenas, la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), en colaboración con el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), inició un proyecto para visualizar en las estadísticas los rezagos educativos, de salud y de acceso a bienes y servicios, así como las desigualdades de género que existen en los propios pueblos indígenas. La información desagregada por sexo permite observar la forma en que se materializa la construcción social —profundamente desigual— de los roles de género, los cuales aún se encuentran arraigados en nuestra sociedad y sobre los cuales debemos incidir a partir de programas y políticas públicas.Los datos obtenidos son reveladores: existen 636 720 mujeres monolingües, frente a 371 083 hombres en esta situación; y su rezago educativo se incrementa conforme avanza el nivel de escolaridad: mientras que el porcentaje de niñas que concluyó el ciclo de educación primaria es de 64.3 por ciento, el de los niños es de 68.1 por ciento; en la secundaria sólo el 31.7 de las jóvenes concluyó sus estudios, frente al 35.9 por ciento de los varones.Ambos fenómenos están íntimamente relacionados con la deserción escolar de las niñas, a quienes se les niega la oportunidad de continuar sus estudios, pues las obligan a dedicarse a las labores domésticas. Cuando esto sucede en la etapa de instrucción primaria, se acentúa la tendencia al analfabetismo y al monolingüismo.Sin el beneficio de una segunda lengua y sin instrucción escolar, las mujeres indígenas no sólo quedan al margen de mejores oportunidades de empleo, sino que además se encuentran en franca desventaja. No conocen sus derechos y, en consecuencia, no pueden ejercerlos. Esto se traduce, a su vez, en más pobreza y en mayores desventajas respecto de los hombres de sus comunidades.Una de las grandes asignaturas pendientes en nuestro país es la de brindar mayores y mejores servicios a la población indígena, que durante siglos ha vivido en el rezago social y económico. Aún en nuestros días se pueden encontrar comunidades indígenas que viven con enormes carencias y con necesidades no satisfechas, como aquellas que tenían la mayoría de los mexicanos hace 100 años; clara evidencia de que han quedado al margen de los avances tecnológicos, científicos y económicos.El Desarrollo HumanoSi bien las inequidades de desarrollo humano se visualizan en diversas regiones del país, aquellas con poblaciones indígenas se encuentran aún más desfavorecidas . Dentro de este grupo, las mujeres sufren de una doble discriminación: la que les da su condición indígena y la que reciben por el hecho de ser mujeres.Fundamental relevancia tienen las relaciones de género, el empoderamiento de las mujeres y el desarrollo de políticas tendientes a alcanzar la equidad de género como requisitos indispensables y previos para lograr el desarrollo sustentable. Si bien las oportunidades para las mujeres, tanto a nivel nacional como estatal, han aumentado paulatinamente y la brecha entre el Índice Desarrollo Humano y el Índice de Empoderamiento de Género se ha cerrado durante el periodo 1990-2000; entendida esta como la pérdida en desarrollo humano debida a la desigualdad entre géneros, dicha inequidad aún existe .La cultura tiene que ver con las relaciones entre individuos, dentro de asociaciones, entre grupos y entre ideas y perspectivas. La cultura atañe a la identidad de las personas, sus aspiraciones, la forma como establecen sus intercambios simbólicos y estructuran sus relaciones y prácticas, dentro de las cuales se encuentran los significados compartidos, las normas sociales, las creencias y las identidades. Se refiere a un conjunto de atributos en permanente cambio, que influyen y son influenciados por los comportamientos económicos y sociales de la interacción humana.El informe más reciente sobre desarrollo humano destaca que la libertad de las personas se traduce en que puedan elegir libremente, contar con alternativas. Al mismo tiempo, sostiene que cultura, tradición y autenticidad no son sinónimos de libertad cultural y que no existen razones aceptables que permitan prácticas que nieguen a los individuos la igualdad de oportunidades y violen sus derechos humanos, como negar a las mujeres el mismo derecho a la educación. (PNUD, 2004.) En el terreno de los pueblos indígenas y la perspectiva de género se plantean muchas preguntas sobre la forma en la cual interactúa la cultura con factores de índole socioeconómica y se producen inequidades étnicas y de género. Entre los pueblos indígenas convergen múltiples rezagos, exclusiones y discriminación que provienen de prácticas sociales y culturales, donde la exclusión étnico-racial ha jugado un papel preponderante.La Cultura de la discriminaciónComo en muchas sociedades donde la preservación de la cultura ha ido de la mano con la conservación de comportamientos tradicionales, entre los pueblos indígenas los roles de género son lineamientos básicos para desempeñar y entender los comportamientos sociales. Los papeles femeninos, como en casi todas las sociedades, están íntimamente ligados a la maternidad y operan de manera primordial en la esfera doméstica/familiar. Las normas que gobiernan los roles de género y los derechos de hombres y mujeres forman parte del orden moral de una comunidad. Por otro lado, también están presentes las influencias de otras instituciones, incluyendo las del Estado, donde el sistema legal y la provisión de bienes y servicios juegan un importante papel en el reforzamiento de los roles y derechos de etnia y de género.Ante la indiferencia al reconocimiento de las diferencias, es necesario reivindicar el derecho de las mujeres indígenas a la diferencia cultural y a la vez el derecho a cambiar aquellas tradiciones que las oprimen o excluyen. Son cuestionables los discursos hegemónicos que siguen planteando la existencia de una identidad nacional monocultural, pero a la vez de frente a las propias comunidades y organizaciones, se requiere ampliar el concepto de cultura al cuestionar visiones estáticas de la tradición y trabajar en la reinvención de la misma. También es impostergable repensar el multiculturalismo y la autonomía desde una perspectiva dinámica de la cultura, que a la vez que reivindica el derecho a la autodeterminación, lo hace a partir de una concepción de la identidad como construcción histórica que se está formando y reformulando cotidianamente. Las mujeres indígenas enfrentan una doble desventaja en su capacidad de decisión, el acceso a los recursos y la capacidad de acción: ellas son indígenas y mujeres. Así, por ejemplo, los indígenas tienen menos acceso a la educación que los no indígenas y las diferencias de género en la escolaridad son mayores entre la población indígena.En los indicadores que reflejan la relación entre mujeres y hombres, así como en los indicadores de los pueblos indígenas, se observan los comportamientos y prácticas sociales en que confluyen las barreras étnicas y de género, con consecuencias desafortunadas para las mujeres.Legitimación de la inequidad de géneroEn el artículo 4º de nuestra Constitución Política se reconoce la composición pluricultural de la nación, sustentada originalmente en los pueblos indígenas. Establece que la ley protegerá y promoverá el desarrollo de sus lenguas, culturas, usos, costumbres y formas específicas de organización social. Así también, desde hace poco más de una década, existe el debate irresuelto sobre la aprobación de la Declaración de las Naciones Unidas Sobre los Derechos de las Poblaciones Indígenas, la cual lucha por el reconocimiento al derecho a la autonomía y a la autodeterminación de los pueblos indios.Sin embargo, hay que considerar que dicho reconocimiento no debe ser utilizado para legitimar la discriminación de las mujeres indígenas. Convendría reexaminar los usos y costumbres legitimados por la tradición, para así garantizar efectivamente el respeto a los derechos humanos de todas las mujeres

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